
Cayendo en el olvido, en el vacío
aire, viento, aullidos de la nada,
se oía, aterrador aquel sonido
de angustia, de alma, de frialdad velada.
"Dime, te escucho", atendía el oído,
Voces que sonaban en la penumbra helada;
eco infantil de llanto dormido,
viento mortal que su canción cantaba.
Olor de rancio musgo sobre mármol,
cruces, ángel de piedra, letras grabadas
marcaban el lugar de su reposo,
y la tierra( la madre) lo acunaba.
Al abrigo del sagrado árbol,
lanza perfecta de formas elevadas,
a su sombra, durmiendo perezoso;
Judit Perich
me encanta judith
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