viernes, 15 de enero de 2016

Mayordomos de negro y cuadernos de muerte

Voy por ahí repitiendo a los cuatro vientos que soy una enferma de la lectura, una adicta a los libros y blablabla. Puede que quede bastante pedante, pero es absolutamente cierto. La verdad es que la mayoría de lectores compulsivos solemos creernos por encima del bien y del mal (cómo molo; es que leo muchísimo), y no digamos ya los escritores: el sumum de la altanería cultural (no digan que no, señores, que nos conocemos). Por eso, tanto los primeros como los segundos suelen poner una sonrisa de soslayo mientras te contestan "no, yo es que el manga..." así, con mucha suficiencia y mucha pompa. A mí, naturalmente, me pasaba lo mismo. Hasta que, hace algunos años, tuve el honor de tener mi propia tienda de cómic y manga: La Arcania. Somos muchos los que la echamos de menos y muchos me preguntan si volveré a intentarlo. En principio, no, pero nunca se sabe. Pero a lo que iba: Cuando tuve mi tienda, descubrí que existen auténticas obras maestras convertidas en pequeños tomos de cómic japonés, que se leen del revés y te dejan, como poco, ojiplático. Encuentras argumentos y desarrollos que para sí quisiera el más aférrimo shakespeariano o conandoyliano. Utilizando a menudo a los dioses de la muerte, los shinigamis, esos seres de la mitología japonesa cuya misión consiste en guardar las puertas del cielo para que los espíritus no interfieran en la vida de los humanos y guardando a la vez las bibliotecas de vida de todas las personas, o cualquier otro tipo de seres fantásticos, los autores manga cosen verdaderas obras de arte literarias que, por estar en ese formato, pasan desapercibidas a lectores que las devorarían como demonio a alma de inocente. Os recomiendo dos: El primero, "Death Note", la historia de un shinigami que deja caer su cuaderno de muerte a la tierra por puro aburrimiento y que, encontrado por un muchacho sin ninguna necesidad acuciante, decide utilizarlo para hacer justicia, escribiendo en él nombres de personas (en principio delincuentes) que mueren a los treinta segundos a causa de un infarto, por los poderes del cuaderno (en esta historia aparece el detective más carismático de cuantos conozco, L. Lawliet). 
      El segundo, "Kuroshitsuji", o el Mayordomo de Negro; la historia de un pacto de venganza entre el joven conde Ciel Phantomhive y el demonio Sebastian Michaelis, quien le servirá como mayordomo hasta que logre culminar su venganza contra quienes destruyeron su familia y su casa. Al lograr su objetivo, Ciel deberá ceder a su demonio el derecho sobre su alma.  Por el camino, el formidable Sebastian ayudará a su señor a resolver diferentes casos de crímenes y misterio, algunos inspirados en el propio Conan Doyle o incluso en Goethe, con el marco de la Inglaterra victoriana como fondo.
      Naturalmente, ambos manga están también en versión anime, es decir, podemos verlos en nuestro ordenador. 
      Os invito a abrir la mente y a dejaros llevar un poquito, a pasar sobre los tópicos y a disfrutar de estas u otras historias realizadas por profesionales del misterio que tienen mucho que decir. Arigato gozaimasu...


Gemma Minguillón

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