Dicen que Larry Page, uno de los cofundadores de Google, está preocupado porque la lectura digital, incluso en tabletas y e-readers (o libros electrónicos), sigue siendo más lenta que la que hemos hecho toda la vida, la de letras impresas sobre papel. Y no solo más lenta, sino menos eficiente. Así que Page, un gurú de Internet de pedigrí fuera de toda discusión, reconoce que compra frecuentemente dos copias del mismo libro, la electrónica y la impresa.
La conclusión de los usuarios veteranos de estas lides, aquellos que corrieron a comprarse los primeros e-readers hace ya unos años, es que la portabilidad es la gran ventaja de estos gadgets porque no tiene precio viajar con la biblioteca en el bolso. Los e-books y las tabletas son perfectos para leer con fines de ocio, pero si la intención es aprender, memorizar o estudiar, hincar los codos sobre el papel impreso sigue sin tener sustituto conocido.
Si usted es de los que tienen que imprimir para quedarse con algo de lo que lee, no se sienta como un dinosaurio en medio de tanto nativo digital (solo lo son los que tenían entre 5 y 15 años en 2001, cuando Marc Prensky lanzó el concepto), sencillamente, le está dando a su cerebro lo que él le pide, información espacial física a la que agarrarse para recordar. Contexto, se llama. Así funcionamos desde que el mundo es mundo y así era hasta que llegó Internet.
El neurocientífico Marc Changizi explica en su blog por qué nos orientamos mejor hojeando las páginas de un libro que viajando por la barra de un e-book: «En la naturaleza, la información viene con direcciones físicas y señales temporales que nos permiten navegar por ella. Hasta la popularización de Internet, los mecanismos para almacenar información eran espaciales y nos permitían usar nuestras innatas habilidades de orientación. Nuestras bibliotecas y nuestros libros, los reales, no sus variantes electrónicas, eran sumamente navegables».
Para recordar algo que hemos leído en una pantalla tenemos que repasarlo varias veces. Eso muestran los estudios que comparan lo que aprendemos de un texto leído en una pantalla frente al mismo texto visto sobre papel. Kate Garland, profesora del Departamento de Psicología de la Universidad de Leicester en el Reino Unido, ha estudiado el asunto para concluir que «necesitamos más repeticiones para retener algo de lo que leemos en una pantalla». Su estudio comparó cómo entendían y recordaban los contenidos los lectores de un e-book frente a los de un libro de papel, y los resultados mostraron que los que habían recibido la información a través de un soporte digital pasaban más tiempo intentando recordar hechos y nombres de personajes, mientras que los que leían sobre papel conseguían una comprensión más completa y eran capaces de recordar mucho más de lo que habían leído.
Los investigadores creen que la desventaja de la pantalla es precisamente esa, ser una pantalla. Es decir, un espacio en blanco con pocos puntos de referencia a los que agarrarnos. En un libro de papel podemos recordar si lo que hemos leído estaba en la página par o impar, a la derecha o a la izquierda, si estaba arriba o abajo, al inicio o al final del libro, tenemos incluso el número de la página, algo que no existe en muchos e-books.
Adaptación del texto de Karelia VÁZQUEZ.
El País semanal (20 mayo 2012)
Interesant, eh? Però es refereix a l'hora de memoritzar ! Així que no deixeu de visitar-nos ! ;)
Gurggy
Això espero, que no deixin de visitar-nos després d'això... :(
ResponderEliminarEstá super interesante! Sin embargo, yo leo resúmenes de libros por Internet y que quieres que te diga, los memorizo bastante bien, de hecho creo que mejor que si me leo un libro físico :o
ResponderEliminar* Les visites baixen en picat *
ResponderEliminar*S'envà amb un aura de melanconía * u_u"
...A que te pelo al cero.
ResponderEliminarpienso igual que el señor del articulo... je je je, pero internet nos abre la puerta a posibilidades nuevas , diferentes, cada herramienta tiene su función-
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