Continuando con las curiosidades que tenemos más cerca, seguro que todos conocéis el Parque del Laberinto. De chicos, nos llevaban allí y daba un poco de miedo no poder salir, pero era una experiencia fascinante. De mayores, nos damos cuenta de que está lleno (absolutamente repleto) de símbolos griegos (no en vano era Dédalo, padre de Ícaro, el chaval de las alas de cera, el que da nombre a los laberintos).
Lo primero que llama la atención al entrar son las figuras en relieve de Teseo y Ariadna, con la siguiente inscripción:
Entra, saldrás sin rodeo.
El laberinto es sencillo;
no es menester el ovillo
que dió Ariadna a Teseo
Lindo y sugerente, ¿verdad? Más adelante, cuando logramos encontrar la salida, hallamos la gruta de Eco, donde reza esta otra inscripción:
De un ardiente frenesí
Eco y Narciso abrazados
fallecen enamorados
ella de él y él de sí.
Danae, Artemisa y una fuente dedicada a la ninfa Egeria se hallan también presentes por el parque, junto a otros símbolos de la Grecia clásica, así como inscripciones en latín y emulaciones de construcciones romanas.
Como todo el arte neoclásico, tanto esculturas como poemas nos hacen pensar en otras épocas y otras morales (nuestro laberinto es del siglo dieciocho), recordándonos una vez más relamidos lenguajes y hermosas formas bajo vestidos vaporosos. Otra belleza digna de disfrutar en esta nueva Barcelona de diseño, que cada vez se parece más a un parque temático.
Gemma Minguillón
No hay comentarios :
Publicar un comentario