Benvinguts al nostre espai. O millor dit, al vostre espai, perquè aquest és un espai per vosaltres, per tots els amants de la literatura.

Què us trobareu aquí? Què és, amb tot el que la xarxa ofereix a tots els nivells per tothom, el que nosaltres podem aportar de nou a dins un món tan vast com aquest, el món literari? Doncs una cosa molt senzilla: Que tots nosaltres, els autors d’aquesta web, som de casa. Parlarem de moltes coses; dels best-sellers que us agraden, dels gèneres que més us interessen, de les novetats literàries, dels grans clàssics... Posarem al vostre abast totes les nostres aportacions: articles de diferents temes, contes, novel·les i narracions, còmics i il·lustracions, perquè conegueu la nostra obra i, fins i tot, ens feu arribar la vostra perquè puguem compartir-la i conèixer-la.

Com farem tot això? Doncs mitjançant els vostres comentaris. Així podrem saber quins temes us interessen més, per orientar les nostres publicacions setmanals als vostres gustos, per parlar dels temes que realment us resultin interessants. I amb les vostres critiques als nostres escrits ens ajudareu a créixer com escriptors.

El nostre desig és, per sobre de tot, fomentar el vostre interès per la literatura, ja que només la lectura ens transporta de manera duradora a altres espais, a altres universos; la lectura, com cap altra cosa, ens ensenya l’empatia i ens culturitza, ens fa enamorar-nos, plorar, riure i viure a dins del cap d’altres persones com res més ho aconsegueix.

Per tot això, us convidem a tots vosaltres a prendre amb nosaltres un cafè a la plaça.

Us esperem.

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martes, 22 de marzo de 2016

Memento mori

Nuestra cultura (esta de aquí, a este lado del Atlántico) insiste desde hace ya mucho en obviar la muerte. Los niños no asisten a los funerales (pobrecitos), se les oculta en lo posible el fallecimiento de los abuelos o seres más o menos cercanos, incluso de sus mascotas. Los cuentos de hadas han sido tergiversados para que no les afecten (no se vayan a traumatizar), y así, Cenicienta no es torturada por sus hermanastras, Caperucita no es devorada por el lobo, La Bella Durmiente no es forzada por el príncipe, y un largo etcétera. Incluso, recientemente, Sant Jordi no mata ya al dragón: le riñe para que no fastidie más a los del pueblo, hombre ya, y le insta a abandonar el lugar con el rabo entre las patas. Y lo peor del caso es que no nos limitamos a los niños, no; lo que les hacemos a ellos es tan solo un reflejo de lo que hacemos con nosotros mismos. También tratamos de obviar en lo posible todo lo referente a la muerte, que hemos convertido en algo aséptico, algo que hay que olvidar cuanto antes. ¿Es sana tal conducta? ¿Es saludable olvidar que estamos vivos y que, por tanto, algún día dejaremos de estarlo? La muerte es, genéricamente, el sentido de la vida. El acicate que nos hace levantarnos de la cama y saborear el café, cerrar los ojos para oler una flor y que nada perturbe esa percepción preciosa; perder la vista hacia el mar o sonreír mientras sentimos cómo la piel se va erizando bajo una caricia. La muerte forma parte de la vida, pero lo hemos olvidado y vivimos como si nunca fuera a terminarse. Aislamos a los niños de esa realidad, nos aislamos de ella nosotros mismos. Recordemos nuestra naturaleza animal; no tenemos otra. A lo mejor, así saborearemos mejor la vida. Como decía el gran Alejandro, "el sueño y el sexo me recuerdan que soy mortal".


Gemma Minguillón

martes, 19 de enero de 2016

Caminaba al borde de la colina que se asomaba al valle, más allá al fondo la cornisa se hallaba elevándose cual rampa de lanzamiento acabando en pendiente vertical y más allá solo el azul del cielo y el resto del mundo. Respiró profundo y se dejó fluir, en ese instante tomó importancia tan solo el hecho de que estaba viva, a pesar de todo lo ocurrido seguía latiendo su corazón sobre el planeta, cualquier día era cualquier oportunidad para cualquier acontecimiento, solo era cuestión de probabilidades, la vida reducida a matemáticas sagradas por las que tantos pensadores iniciaron el camino que supone la búsqueda de la verdad.



“ Decididamente el devenir es misterioso, parece que no podemos  capturarlo o alcanzarlo, pero algo si te digo, tú decides cuál es tu devenir, tus pensamientos en  conductas se convierten y ellos  provienen de tus creencias, de aquellas que quedaron programadas en tu infancia, cuando más receptiva eras.”



Muchas veces se había preguntado, si era capaz de adentrarse en un proceso que le llevaría a descubrirse a sí misma y a sus posibilidades, y de qué manera se produciría todo ello; lo más curioso fue el camino que la vida le ofreció para conseguirlo pese a tocar a su puerta de varias formas, ya que las hormonas hicieron de ella una adolescente sorda a todos los mensajes que se le enviaron…..  pero la naturaleza se abre camino y la vida con ella y fue a través de sus hijos que comprendió que no se podía dar esquinazo a el camino…. El que te lleva donde nace el arcoíris……





Dedicado a Gemma Minguillón , por su pacienciencia i confianza.

Olga

martes, 10 de junio de 2014

La vida en un culebrón

Con frecuencia me pregunto por qué la vida no es un poco más fácil. Eso de que no haya instrucciones por ningún sitio, de que uno nazca sin más y vaya a dar a una casa en que tampoco es que les hayan explicado muy bien de qué va la cosa, nos deja a todos en clara desventaja ante los avatares y contingencias constantes de la vida. Por buenos padres, educadores y amigos que tengamos, raro es que no nos veamos muy a menudo preguntándonos cómo reaccionar ante tal o cuál nueva situación; si un amigo nos falla, si un amante nos traiciona, si en el trabajo nos hacen la vida imposible... Y claro, una acaba por pensar que todo sería muchísimo más sencillo si la vida tuviera, por ejemplo, banda sonora. Podríamos ir la mar de tranquilos si fuésemos por la calle mientras suena un bossa nova en una mañana de sol, por ejemplo. Pero si la música se volviese monocorde, machacona y rápida, sabríamos que, sin duda, un maleante nos estaría esperando a la vuelta de la primera esquina. Ni qué decir tiene que, de tornarse la música melancólica y triste, íbamos a sufrir una pérdida inminente, o bien estaría claro que el amor de nuestra vida es esa persona con la que acabamos de cruzarnos mientras la música se tornaba melosa y dulzona. 
       Esto serviría también con las personas. En literatura, como en la vida, se nos presenta una persona o personaje haciéndonos creer que es una cosa y, páginas o días después, resulta que aquella chica tan maja se revela en una arpía de la peor especie. Eso está muy bien cuando uno lee una novela, pero no tanto cuando la arpía en cuestión es alguien en quien habíamos confiado o, simplemente, nos había caído bien. Pero, ay! En los culebrones es infinitamente más sencillo; cuando la mala mujer aparece en pantalla, lo hace acompañada de una fanfarria descendente y seca, algo así como un TATATACHÁN!! que deja bien claras sus intenciones a las primeras de cambio. Del mismo modo, cuando quien sale en nuestra tele es la pobre huerfanita a la que todos adoran, pero que también todos malinterpretan, la música que la acompaña es triste y desesperanzada.
       Desde aquí abro una recogida de firmas para que nuestros políticos pongan en nuestra vida una banda sonora. Aunque, ahora que lo pienso, no creo que me hagan caso; imaginaos qué música sonaría cada vez que cualquiera de ellos apareciese en las noticias.

                                                 Gemma Minguillón